Tal y como explica a esta agencia Olga Prieto, las muestras han de «manipularse con mucho cuidado». De momento, los investigadores van a empezar «haciendo análisis a través de las cápsulas para no contaminar». Posteriormente, procederán a abrirlas conforme al protocolo adjuntado por la JAXA.
Para analizarlas, y este es otro de los objetivos, emplearán técnicas similares a las que formarán parte de futuras misiones a Marte. Las herramientas en concreto de las que harán uso son los instrumentos RLS, fabricado y liderado por el INTA para el róver ExoMars (ahora llamado Rosalind Franklin) de la Agencia Espacial Europea (ESA); y RAX, para la misión Martian Moons eXploration (MMX) de la JAXA a las lunas marcianas.
«Identificar moléculas prebióticas en los asteroides que pueden evolucionar siguiendo caminos alternativos hacia las moléculas de la vida sería de gran impacto; y constatar que los instrumentos funcionan con muestras reales es prioritario para la configuración de misiones y avance de la exploración planetaria», dice Prieto a Sinc.
Características
El asteroide Ryugu se formó a partir de un objeto planetario mayor, cuyo origen data de entre 1,8 y 2,9 millones de años tras la formación del sistema solar.
Tiene un tamaño de 1.004 por 875 metros y es de tipo C (carbonáceo), que son los más comunes en el cinturón de asteroides que se encuentra entre Marte y Júpiter. Estos objetos se caracterizan por su bajo albedo (reflexión de la luz), baja densidad, alto contenido en materia carbonosa y presencia de minerales hidratados y volátiles.
Ryugu es, junto a Bennu (cuyas muestras llegaron a la Tierra en septiembre), el único asteroide del que se ha extraído material para su estudio.

